La importancia de CUIDAR a quienes nos cuidan, una mirada desde dentro

  • Prevención de Riesgos Laborales

10 de octubre de 2025

En un día tan significativo como el Día Mundial de la Salud Mental, desde el sindicato CSIF Cantabria, queremos hacer algo más que conmemorar. Queremos compartir el testimonio real de nuestra delegada de Prevención de Riesgos Laborales. Esta vez, no en su papel de representante sindical, sino como testigo directo del lado más vulnerable y valiente de la sanidad privada siendo familiar de un paciente, mirando de frente a personas que cada día sostienen nuestra sociedad desde sus puestos de trabajo, a veces invisibles y silenciosos. Y es que, muchas veces olvidamos que, detrás de cada bata, de cada turno, de cada noche en vela… Hay personas. Personas que cuidan, que sufren, que aguantan... Y que merecen ser cuidadas.

Sucedió una noche en Mompía. La noche que comprendí que su salud mental también necesita cuidados

El cambio de turno se produjo sin novedades ni incidencias graves. El personal que entra recibe del saliente las novedades acaecidas a lo largo del día. Después, comienza su desfile por las habitaciones, saludan y, mientras comprueban las constantes, observan al paciente. Si ya hay cierta relación, inevitable en estados de vulnerabilidad, le preguntan cómo han pasado el día y se van para repetir el mismo proceso en el resto de la planta.

Cuando todo está tranquilo y en silencio, suena el timbre de una habitación. Son las dos de la madrugada:

- Sí, dime - oigo al otro lado del aparato

- Verás, me parece que algo no va bien en el apósito de mi marido...

Sin demora, se presentan enfermeras y auxiliares para evaluar la situación. Saben que este paciente por su historial médico es propenso a complicaciones. Al verlo, su preocupación es evidente: lo limpian, le toman las constantes y, tras valorar su estado, llaman al médico. Mientras esperan, las observo mientras le atienden, le preguntan y le hablan con cariño; son capaces hasta de bromear, aunque yo sé que su sonrisa está teñida de preocupación.

Recuerdo que cuando llegó el médico, que fue bastante rápido, me pregunté si acaso viviría muy cerca. No sé, cosas que pensé, mitad por sueño mitad por tranquilidad al verlo ya allí. También recordé que a las nueve de esa misma noche seguía en el hospital visitando a pacientes, entre ellos mi marido. Me sorprende su serenidad. Así que imagino que estará agotado después de una larga jornada entre hospital y consultas, pero eso no encareció su trato al paciente. Era evidente que algo no iba bien, pero revisó detenidamente todo lo que había hecho el personal sanitario. Todo correcto. Como parecía que la situación estaba controlada, se despidió hasta el día siguiente.

No había transcurrido ni una hora y la situación empeoró mucho. Volví a llamar:

-Tiene fiebre y está perdiendo más sangre…

Casi al momento allí las tenía a todas. Le intentan tomar una vía y hasta en eso el paciente no ayuda; la enfermera le pide perdón por si le ha hecho daño y busca en el otro brazo, la mano derecha, la izquierda. Las observo cómo con sus dedos tocan su piel con sus sentidos puestos en localizar una vena. Lo consiguen, pero, mientras le extraen las muestras, su tensión empieza a bajar. Sube el médico de urgencias y le suministra dos bolsas de sangre; la máquina que le tomaba el pulso no paró en dar lecturas de manera constante durante más de media hora hasta que la tensión se normalizó. El alivio llegó a sus cuerpos después de casi una hora de auténtico frenesí.

Mi marido cedió al sueño, imagino que porque la fiebre ya estaba bajando. Se despidieron y nos dejaron en silencio, no sin antes volver a constatar que él estaba bien.

Dos horas más tarde, la enfermera entró de nuevo, sigilosamente, a tomarle la temperatura. Al verme despierta me sonríe y me reconforta diciendo que su tensión está perfecta.

Hace años pasamos una pandemia que nos enseñó lo frágiles y vulnerables que somos frente a una bacteria. No podemos, ni debemos, olvidar que los sanitarios se colocaron al frente de aquella situación, exponiéndose a contraer el COVID, una enfermedad de la que nada sabíamos, y sus posibles consecuencias, y lo hicieron voluntariamente. Nos recordaron con su valor que una sociedad sobrevive cuando unos cuidamos de los otros. Pero, no sólo es el COVID, existen muchas más enfermedades y más circunstancias que ponen en riesgo a nuestros sanitarios. Precisamente en un día como hoy, este pequeño suceso que para ellos es el día a día es un ejemplo de nivel de estrés, ansiedad, frustración y, a veces, de dolor que forma parte de su jornada laboral; que, junto con las curas o el cuidado a los enfermos, adquiere mayor relevancia. No debería haber un día para reparar en el trabajo de estos grandes profesionales, pero es una realidad y nos hemos acostumbrado a contar con ellos sin pensar en los riesgos que asumen en su desempeño.

Siempre se habla, y con razón, de nuestra valiosa sanidad pública, que, sin lugar a dudas, es de las mejores que existen. Pero en mi caso, que soy funcionaria desde hace más de veinte años y usuaria de la sanidad privada, hoy también quiero poner en valor a quienes trabajan en la misma, porque la vocación no entiende de contratos ni convenios. Por mi experiencia, quiero romper una lanza en favor de estos profesionales, ya que tanto en una como en otra, me he encontrado con profesionales que nos cuidan y curan con mucha humanidad y gran profesionalidad, en ocasiones dando más de lo que tienen, incluso en sus momentos más difíciles.

Desde CSIF: un compromiso real con la salud mental de los profesionales

En el Día de la Salud Mental, y todos los días, en CSIF estamos preocupados por el riesgo que vuestro trabajo tiene sobre la misma. Por ello, queremos ofrecer nuestras manos a estos profesionales para devolverles lo que con tanta generosidad nos dan y queremos lanzar un mensaje claro y comprometido: Debemos cuidar a quienes nos cuidan.

Como sindicato, no solo estamos aquí para defender condiciones laborales o derechos profesionales. Estamos también para acompañar, visibilizar y exigir que la salud mental de los trabajadores sea una prioridad, especialmente en sectores tan expuestos como el sanitario.

A todos los que, desde cualquier centro, desde cualquier especialidad, cada día salvan vidas y alivian dolores: Gracias. Os vemos. Os escuchamos. Y estamos aquí para cuidaros, como vosotros nos cuidáis.
 

 

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