CSIF denuncia que la precariedad, la sobrecarga y las plantillas insuficientes están destruyendo la salud mental de los profesionales en España
- Prevención de Riesgos Laborales
6 de octubre de 2025
• La salud mental no es un lujo: es una condición para la vida y el trabajo digno.
• El sufrimiento emocional no debe ser la moneda de cambio de la productividad.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas y con presencia creciente en el sector privado, lanza un llamamiento urgente: la salud mental de los trabajadores debe dejar de considerarse un asunto personal para asumirse como responsabilidad colectiva y un derecho a proteger en el entorno laboral. Bajo el lema “La salud mental también se trabaja”, señala que los riesgos psicosociales no son inevitables ni secundarios: son emanaciones previsibles de un modelo productivista que sobreexplota, no hace prevención, incumple la normativa, no cuenta con métodos de evaluación adecuados, invisibiliza las desigualdades de género y es una consecuencia de organizaciones nocivas.
Crisis sanitaria creciente
- Las bajas laborales por trastornos mentales se han disparado en los últimos años de forma alarmante desde 2018, casi un 500% por síntomas emocionales, más del 200% las relacionadas con estrés grave y más de un 100% por ansiedad.
- En 2024, el número de incapacidades temporales por este motivo ascendió a 643.681 en España, lo que representa un 9,3% del total y un incremento del 72 % desde 2020, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Ello supone un coste de 28.600 millones de euros.
- Las bajas derivadas de enfermedades mentales suelen durar más: una media estimada de 65 días, frente a 28 días de las demás bajas.
- Según datos del PANOTRATSS se han notificado entre 2018 y 2024, 808 “trastornos mentales y del comportamiento” y el diagnóstico más común son los episodios de ansiedad con más del 70%.
- Según el sistema DELT@, las notificaciones de 2018-2024 revelan 4.916 accidentes laborales clasificados como daño psicológico debido a agresiones y amenazas.
- En 2024 se registraron 3.846 suicidios en España, siendo 2.834 hombres y 1.012 mujeres. Esta cifra representa una baja del 6,6 % respecto al año anterior, pero sigue siendo un número insoportable que evidencia un fracaso colectivo.
Aunque los suicidios no pueden vincularse exclusivamente al ámbito laboral, los contextos de presión, insuficiencia de apoyo psicológico, precariedad o acoso sí actúan como factores multiplicadores del riesgo. El suicidio no es únicamente una tragedia individual: es una señal de alarma social. Cuando en los centros de trabajo no se prevén ni abordan los riesgos psicosociales, parte del malestar termina siendo mortal.
Estos datos representan rostros: trabajadores atrapados en el agotamiento, la ansiedad, la depresión o el desgaste emocional, pero también un alza de costes sociales y económicos que las empresas y las instituciones no pueden ignorar.
La sanidad colapsada: un doble problema para quienes sufren
El Congreso aprobó recientemente un Informe de Salud Mental 2022-2026 de la Subcomisión para mejorar la protección, la promoción y la atención integral de la salud mental, que alerta de la escasez de recursos: España dispone de unos 6 profesionales de salud mental por cada 100.000 habitantes, frente a una media europea de 18 como llevamos años denunciando desde CSIF, lo que supone una brecha que compromete seriamente la capacidad de respuesta del sistema sanitario público.
Desde CSIF insistimos en la necesidad de reforzar las plantillas de psiquiatría, enfermería y psicología clínica, de avanzar en la incorporación de psicólogos en atención primaria, con el fin de garantizar un acceso temprano y equitativo a los cuidados psicológicos.
Los centros de salud mental están saturados y con enormes listas de espera, sin capacidad para acoger usuarios derivados desde el ámbito laboral que requieren atención urgente. Para las personas que atraviesan una crisis psicológica vinculada al trabajo, la demora equivale a empeorar el daño.
Una mirada necesaria: la salud mental con perspectiva de género
Las desigualdades de género atraviesan también la salud mental.
Las mujeres presentan más diagnósticos de ansiedad, depresión y estrés crónico, mientras los hombres concentran la mayor tasa de suicidios.
Estas diferencias no son biológicas: responden a desigualdades estructurales.
- Las mujeres asumen mayor carga emocional y de cuidados, dentro y fuera del trabajo.
- En sectores feminizados (sanidad, educación, servicios sociales), la sobrecarga y la temporalidad son más altas, con escaso reconocimiento y salarios más bajos.
- En los entornos masculinizados, la cultura del silencio y la falta de espacios de vulnerabilidad emocional hacen que muchos hombres no pidan ayuda hasta que el malestar es extremo.
- Los casos de acoso, discriminación o violencia sexual en el trabajo tienen un impacto psicológico severo, especialmente cuando la organización no actúa con diligencia.
Por ello, exigimos que la prevención de riesgos psicosociales incorpore de forma explícita la perspectiva de género, con diagnósticos diferenciados, protocolos específicos y medidas de conciliación reales. La salud mental laboral no será plena si no es igualitaria y libre de violencia.
CSIF identifica los principales factores laborales que agravan la salud mental:
- Insuficiencia de plantillas y jornadas prolongadas.
- Temporalidad e inseguridad laboral.
- Sobrecarga de trabajo, falta de descanso real y ausencia de desconexión digital.
- Mala organización del trabajo.
- Déficit de participación y autonomía en las decisiones.
- Acoso, discriminación o violencia laboral.
- Falta de formación, apoyo psicológico, acompañamiento o espacios adecuados de escucha.
- Estigmas y cultura del silencio.
Estos elementos combinados generan un entorno psicosocial tóxico, que daña tanto la salud mental como la productividad y la cohesión en los equipos.
Ante esta crisis de salud mental, CSIF exige a las administraciones públicas y a las empresas:
- Aprobación de Real decreto sobre los riesgos psicosociales.
- Actualización del cuadro de enfermedades profesionales, incluyendo el ‘síndrome del trabajador quemado’ (‘burnout’), trastornos mentales y otros trastornos del comportamiento.
- Corresponsabilidad institucional entre empleo, sanidad y educación en el abordaje de la salud mental.
- Desbloqueo en el reconocimiento de trastornos mentales relacionados con el trabajo como accidente laboral.
- Creación de Comisiones específicas de Salud mental en el trabajo.
- Transparencia de datos: exigimos que se incluya la “profesión” en los registros de suicidio nacionales para visibilizar las causas laborales.
- Planes de prevención de salud mental y conductas suicidas, con la participación real de los delegados de prevención.
- Aplicación de Protocolos específicos de vigilancia de la salud mental.
- Protocolos eficaces de acoso y violencia.
- Evaluaciones psicosociales con perspectiva de género.
- Servicios de apoyo psicológico gratuitos, accesibles y confidenciales.
- Formación obligatoria en gestión emocional, liderazgo saludable y prevención del acoso.
- Protocolos de reincorporación progresiva tras bajas por salud mental.
- Garantía de desconexión digital y derecho real al descanso.
- Campañas de sensibilización que rompan el estigma y promuevan la cultura del cuidado.
Por eso, este 10 de octubre, CSIF recuerda que “la salud mental también se trabaja”, y que su defensa empieza en los centros de trabajo, con políticas preventivas, recursos reales y un cambio cultural profundo.