El SINSENTIDO del examen del Cuerpo A2-01 de la Generalitat Valenciana ¿Capacidad o Velocidad?

26 de mayo de 2025

 

Una vez más, quienes aspiramos a un puesto en la Administración Pública Valenciana nos hemos enfrentado a una prueba que, más que medir competencias, parece diseñada para frustrar voluntades.

El reciente examen del Cuerpo A2-01 ha generado un profundo malestar entre los opositores, no solo por su excesiva dificultad, sino por el tiempo absolutamente insuficiente concedido para completarlo.

El objetivo de cualquier proceso selectivo debería ser identificar el talento y la preparación de los aspirantes. Sin embargo, cuando los exámenes se convierten en auténticas carreras contrarreloj con un nivel de dificultad desproporcionado, se desvirtúa completamente el propósito de una oposición: no se premia al mejor preparado, sino al que, en un golpe de suerte, acierta más en menos tiempo.

 

El examen de A2-01 ha sido un claro ejemplo de ello. Preguntas extremadamente específicas, en muchos casos alejadas de la realidad práctica del puesto de trabajo, y un ritmo que obligaba a contestar cada pregunta en apenas unos segundos, sin margen para la reflexión o el análisis. ¿De verdad se pretende así seleccionar a los mejores funcionarios? ¿O estamos ante una criba masiva encubierta, que poco tiene que ver con la eficiencia ni con la igualdad de oportunidades?

 

Además, la falta de transparencia en la elaboración de las preguntas y el tipo de contenidos incluidos dificultan la preparación real. ¿Qué sentido tiene exigir un conocimiento enciclopédico si ni siquiera se da tiempo para demostrarlo?

Muchos opositores dedican años de estudio, esfuerzo y sacrificio personal y económico para optar a una plaza pública. Merecen un examen proporcional, coherente y justo, que mida con rigor sus capacidades, no su aguante ante una prueba casi imposible.

 

No podemos seguir permitiendo que los procesos selectivos de esta Administración se conviertan en trampas disfrazadas de meritocracia. Evaluar sí, exigir también, pero siempre con respeto, equilibrio y sentido común. De lo contrario, se pierde no solo talento, sino también la confianza de toda una generación de aspirantes.

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