La tortura de trabajar en el Centro Penitenciario de Ponent

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21 de enero de 2022

La tortura de trabajar en el CP de Ponent

950,79 horas extras en el mes de noviembre del 2021 y unas condiciones laborales deplorables e insalubres  

 

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), sindicato más representativo en las administraciones públicas, denuncia que trabajar en el Centro Penitenciario de Ponent (Lleida) es ya una tortura. El elevado número de agresiones a trabajadores penitenciarios, la falta de personal y las lamentables condiciones laborales hacen de este centro el eterno olvidado por la Administración Penitenciaria.

 

El CP de Ponent sufrió el año pasado un elevado número de agresiones que llevó a sus trabajadores a manifestarse en varias ocasiones. Uno de los motivos es la falta de personal que queda clara sólo mirando las horas extras que se realizaron en este centro en un mes como noviembre. Según datos del Departamento de Justicia, si en los centros penitenciarios de Cataluña se realizaron 1077,90 horas extraordinarias en este mes, de estas, corresponden a Ponent 950,79, es decir, el 88,21 % del total. En 2021 las horas extras en este centro han supuesto cerca de medio millón de euros. Aún así, la Administración no reconoce que falte personal, algo inaudito.

 

CSIF ha denunciado de forma persistente esta carencia de personal y la administración no ha hecho otra cosa más que buscar soluciones provisionales y del todo insuficientes.

 

Pero no es lo único que deben padecer los trabajadores de este centro. Las condiciones laborales tampoco son las apropiadas. Viven en condiciones de total insalubridad. Las instalaciones son obsoletas y no se les hace mantenimiento ni se ha hecho nada desde los años 90. Baños y duchas imposibles de usar por las humedades, la mugre y el moho, estancias inhabitables, cañerías rotas, cloacas inservibles, cristales rotos, paredes desconchadas y un largo etcétera a lo que se añaden plagas persistentes de chinches, cucarachas, ratas y palomas. En algunas estancias, los funcionarios han de ponerse los calcetines por encima de los pantalones porque las cucarachas se les suben por las piernas. La prisión lleidatana se cae, literalmente, a trozos.

 

Cuando se cerró La Modelo de Barcelona, se asignó un presupuesto de 3,5 millones de euros a este centro, que nunca llegó a su destino.

 

Desde CSIF Prisiones declaran que “no hay ninguna partida presupuestaría para que no se nos caiga la prisión en la cabeza, ni se ha hecho ningún redimensionado de la plantilla, tal como se comprometieron desde la Dirección General. Los trabajadores del centro somos protagonistas involuntarios de una serie de terror mezcla de: ‘Esta casa es una ruina’ y ‘Aquí no hay quien viva’. La carencia de personal es alarmante y nos están dejando morir por inanición”.

 

“La Administración tiene la obligatoriedad de garantizar las condiciones laborales de sus trabajadores, mediante el cumplimiento de las medidas de prevención, y velar por la seguridad y la salud en el trabajo, así como la de las personas a las que pueda afectar, como son los presos, y exigimos medidas urgentes”.  

 

 

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