BOMBEROS FORESTALES SIN MEDIOS ANTE LA CAMPAÑA DE INCENDIOS: «VAMOS CON MIEDO»

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18 de xuño de 2023

El adelanto electoral ha echado por tierra el marco común que los profesionales llevan años reclamando para mejorar la prevención y coordinación frente a los incendios

Admiten que por primera vez en 25 años de oficio son varios los que acuden con temor a combatir el fuego

Ya ha pasado un año, pero a los bomberos de Zamora todavía les tiembla la voz cuando recuerdan el verano de 2022. La virulencia de las llamas dejó 267.946,58 hectáreas calcinadas a lo largo del territorio en 12 meses, convirtiendo a 2022 en el año con más superficie afectada por el fuego de los últimos diez años, más del doble de la media anual registrada en España según los datos avanzados por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Ante la catástrofe, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció en el Congreso de los Diputados la creación de un nuevo marco regulador para unificar las normas autonómicas y mejorar los dispositivos de prevención y extinción de incendios en pleno julio. Un compromiso del Gobierno que quedó en tierra de nadie con el anuncio del adelanto electoral decretado por el propio Sánchez, ya que todas las iniciativas legislativas en tramitación quedaron anuladas con la disolución de las Cortes.

 

De esta forma, los requisitos de cualificación, contratación y activación de los planes de emergencia frente a incendios son gestionados de forma individual por cada comunidad autónoma. Una diferencia que no se limita al salario o la coordinación entre dispositivos, ya que en algunos gobiernos autonómicos emplean a peones y auxiliares de apoyo a la extinción en vez de bomberos forestales, que ejercen una labor que no les corresponde y se enfrentan al agravio de no poder jubilarse a la misma edad o ver como no se les reconocen enfermedades pulmonares o físicas por su exposición a las llamas.

«Y ahora que no hay Gobierno, ¿contra quién protestamos», señalan desde la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF), que califican este giro de «una falta de respeto absoluta hacia los profesionales». No es la primera vez, ya que la aprobación de la ley básica de agentes forestales y medioambientales y la ley básica de bomberos forestales fueron un compromiso de la actual vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, desde la anterior legislatura del PSOE.

En esta ocasión, el jarro de agua fría es incluso más hiriente, ya que este acuerdo marco contaba con mayor participación, desde el conjunto de comunidades autónomas a los ministerios competentes (Interior y Miteco) y los propios profesionales. De nuevo, los bomberos y agentes forestales tendrán que enfrentarse a una temporada de incendios sin los medios, personal y coordinación que llevan años reclamando. «No miden las consecuencias de sus actos. Cuando uno tiene un compromiso debe cumplirlo», señala la portavoz del CSIF Elena Moral.

Un plan contra incendios «totalmente obsoleto»

Actualmente, Castilla y León cuenta con el Plan de Protección Civil ante Emergencias por Incendios Forestales en Castilla y León (Infocal), aprobado en 1999. Un plan que en 24 años se ha quedado «totalmente obsoleto» en palabras de Agustín Angulo, bombero forestal del operativo de incendios de Castilla y León y cuya renovación se negocia a día de hoy entre la Junta y los sindicatos de los profesionales que se enfrentan directamente a las llamas.

Unos incendios que parecen cobrar vida propia, ya que además de su velocidad de propagación, se caracterizan por ser capaces de generar corrientes de aire y alterar las condiciones meteorológicas, con lo que ello implica para el comportamiento de las llamas. Una situación de riesgo para los que se enfrentan al fuego y donde los planes de emergencia muestran sus costuras, como en los dos incendios en la sierra de la Culebra (Zamora), donde fallecieron cuatro personas y las llamas calcinaron casi 66 000 hectáreas de las que 34 000 hectáreas eran de alto valor ecológico. Los dos incendios más devastadores de la historia de España desde que existe registro.

Preparación física y mental

Angulo recuerda a uno de sus compañeros fallecidos por las llamas a sus 62 años en el segundo incendio, un ejemplo de las consecuencias que puede acarrear la falta de reconocimiento médico y jubilación anticipada en la profesión. «Llega una edad a la que uno no puede estar en primera línea», añade el bombero forestal, que recuerda como la toxicidad por el humo inhalado por sus compañeros no será reconocida como consecuencia de su trabajo.

«Este trabajo requiere de una preparación física y teórica muy exigente, acorde al trabajo y su peligrosidad. Más aún cuando los horarios máximos aquí no se respetan y llegamos a estar hasta 16 horas seguidas en un incendio. Es inhumano», concluye Angulo.

En comunidades donde se emplean peones de monte, capataces forestales y demás posiciones no pensadas para ejercer de bomberos forestales, también acarrean la temporalidad en la contratación, que impide tener los medios necesarios durante el conjunto del año.

Así lo señala José Luis Gutiérrez, director de Extinción de Incendios en Castilla y León, que destaca la dureza de los fuegos que arrasaron la sierra de la Culebra en el verano de 2022. «El fuego puso a prueba a grandísimos profesionales, gente con más de 30 años de experiencia y un montón de fuegos a sus espaldas. Verles moralmente destrozados es muy duro», señala el director de extinción, tras admitir que por primera vez en 25 años de oficio, son varios los compañeros que acuden «con miedo» y el recuerdo vivo de como algunos montes desaparecieron por completo en cuestión de horas. Por no mencionar a los compañeros que fallecieron protegiendo vidas.

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