Las largas colas en las oficinas de Correos sí tienen solución

Sr. Presidente. Cada día se repite la misma historia en mi oficina: las colas larguísimas que a veces parecen inacabables. Desde que entramos hasta que salimos, la mayoría de los días. Ni aún suprimiendo los turnos de desayuno podemos hacerlas frente. Desde antes de entrar a trabajar ya tenemos gente esperando en fila en la calle lo que, por un lado,. nos satisface. Es síntoma de que hay negocio. Pero, por otra parte, esta sobreabundancia psicológicamente es insufrible entre otras razones por el estrés que genera en los clientes. Y así una mañana tras otra desde que se terminó el confinamiento. 

 

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> Desde que acabó el confinamiento las colas son eternas en las oficinas de Correos. Sin embargo, hay puestos, en los que se puede guardar la distancia de seguridad, que siguen sin cubrir 

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Presidente: le puedo decir que la motivación es más alta que nunca. No se puede dar cuenta lo que ha cambiado el clima de trabajo desde que tenemos una jornada de lunes a viernes (que confiamos que sea definitiva). La gente viene con otra cara a trabajar. Se capta la felicidad. Esa felicidad hay que vivirla para entenderla. Pero desde que se levantó el confinamiento estamos a niveles de la Campaña de Navidad con menos personal que nunca, con menos puestos operativos cara al público. Creo que no es justo para nosotros ni para los ciudadanos que tienen que esperar.

 

Presidente: le pido una solución. Si no se puede añadir más puestos de atención al cliente, porque me consta que en algunas sucursales el espacio es limitado, al menos cubrir todos los que hay. Un puesto más puede significar del orden de 75 u 80 clientes más en una jornada completa de mañana. ¿No se dan cuenta de que, en realidad, la solución es muy fácil? Pero hay que darse cuenta y no dejar que la gente se queje y amenacen con poner reclamaciones irritados de esperar.

 

Desde mi experiencia le puedo prometer que el empleado está más comprometido que nunca. Que aquí la gente es agradecida. Pero también le digo que no se puede hacer frente a imposibles. Y no es el problema de haber suprimirdo los sábados. No tiene nada que ver. Aquí, en esta sucursal, en la que llevo 14 años, hay multitud de sábados que, si no fuese por las entregas, nos preguntábamos que hacíamos, con cajas que no llegaban ni a los 300 €. El problema está en el día a día que es donde está nuestro verdadero negocio.

 

 

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